sábado, 25 de abril de 2015

El modelo didáctico germinal o iniciativo

El modelo didáctico germinal surgió en el s. XIX en contra del modelo tradicional de transmisión-repetición. La gran diferencia con el anterior modelo y en lo que se basa este es que está centrado en el alumno y no en el profesor. A esto hace alusión Freinet (1975) cuando afirma que “toda pedagogía que no parte del educando es un fracaso para él y para sus necesidades y aspiraciones más íntimas” En el modelo germinal, el curriculum pierde importancia, cediendo el protagonismo a las destrezas y habilidades que adquiere el alumno mediante su participación activa. Los alumnos descubren por si mismos a partir de datos que el profesor proporciona, pero éste no resuelve los problemas si no que actúa de guía orientando y dando a los alumnos las facilidades para que estos resuelvan los diferentes retos que se plantean. Mediante este punto de vista, aprender sería un desafío a la inteligencia de los alumnos ya que con esta técnica se consigue que el alumno resuelva problemas reales mientras desarrolla habilidades y destrezas y ejercita por sí mismo un pensamiento crítico.

Tal y como defendía Bruner (2002) creo que el modelo tradicional no aprovecha toda la capacidad de los alumnos, que constantemente están recibiendo información, procesándola y organizándola en su cabeza. Es por ello que al hacer del aprendizaje algo activo en el que los alumnos no sólo reciben información sino que también la interpretan por si mismos para resolver problemas, se consigue que dichos alumnos estén más preparados para la vida real en la que se enfrentarán a situaciones en las cuales necesitarán valerse por si mismos y aplicar los conocimientos aprendidos para resolver  problemas que se les plantean y no memorizando datos. Bruner quería que el alumno fuera activo y protagonista del proceso de aprendizaje como determina el modelo iniciativo, en el cual tanto alumno como profesor tienen un rol determinado. El alumno, como he comentado es el protagonista del proceso, busca, organiza, estudia y aprende a resolver sus propios problemas, “el niño ensaya e inventa, aprende a aprender” (Piaton, 1989). El docente en cambio escucha al alumno, suscita su curiosidad, le ayuda a utilizar fuentes de información y le motiva. Al contrario que en modelos anteriores, el profesor no es autoritario y sirve como guía y tutor. El papel del libro al igual que el del  curriculum, pierde importancia en este modelo dejando paso a la curiosidad del alumno, y el saber está ligado a las necesidades de la vida.


Célestin Freinet

Un gran defensor de este modelo didáctico fue Célestin Freinet, quien defendía la importancia de que el niño sienta el valor, la necesidad y le de significado al trabajo que hace. Para Freinet, el proceso de aprendizaje se basa en la observación, la experimentación y la acción; y no en la razón como el modelo tradicional en el cual el alumno es un receptor pasivo de información y no se tienen en cuenta sus necesidades ni sus inquietudes. Esta misma idea queda muy bien resumida por Nieto (1966) cuando afirma que “lo importante es indagar cuáles son las necesidades primordiales del niño para, de acuerdo con ellas, elaborar el plan que debe seguirse”.

Así, los principios del modelo didáctico son que el conocimiento real es el que se aprende por uno mismo y que la capacidad para resolver problemas es la meta principal de la educación. Se debe fomentar que el alumno sea un individuo crítico y creativo que sepa organizar de manera adecuada toda la información recibida para saber cuándo utilizarla, otorgándole así confianza en sí mismo y motivándole a seguir descubriendo y aprendiendo.

Las técnicas que Freinet implementaba en el aula para conseguir estos principios y objetivos eran actividades que estimulan la experimentación, la libre expresión, la cooperación y la investigación del entorno. Algunas de estas actividades eran: el texto libre a partir de las propias ideas del alumno, que posteriormente se reunía en la revista escolar realizada colectivamente, las conferencias por parte de los alumnos en las cuales se expresaban, la biblioteca de trabajo a la que los alumnos podían acceder libremente pero que también se responsabilizaban de mantenerla ordenada y controlada, la asamblea de clase destinada a plantear problemas y buscar medios para su resolución, y la correspondencia escolar. Todas estas técnicas se basan en dar la voz al alumno a diferencia de las técnicas del modelo tradicional que se basaban en actividades memorísticas y en la repetición de datos proporcionados por el profesor.

Considero que si la educación se centra más en los alumnos y se preocupa de entender como aprenden y que es importante para su vida, mejoraría mucho el aprendizaje y el interés de los alumnos que verían como desarrollan su propio aprendizaje, como aprenden haciendo cosas útiles y pensando por si mismos. Creo que este modelo tiene unos principios muy básicos y completamente
válidos ya que desde mi punto de vista como alumna, recuerdo con más detalle aquello que aprendí o descubrí por mi misma ya que lo entiendo mucho mejor y la satisfacción de haberlo conseguido me motivó mucho más que haberlo escuchado de un profesor y memorizado. Creo además que el aprendizaje tradicional es muy autoritario en cuanto que es el docente quien imparte los conocimientos  que considera oportunos y el alumno no puede apenas cuestionarlos, sino memorizarlos sin poder razonarlos. Sin embargo creo que es muy difícil su puesta en marcha ya que tiene más trabajo tanto por parte del profesor como de los alumnos. El profesor debe saber dejar a los alumnos trabajar y no ser el protagonista pero sirviéndoles de guía y no dejándoles sin apoyo. No debe desentenderse por el hecho de no ser el centro de la clase y esto, creo, no todos los docentes lo entienden o lo consiguen. Así mismo, el alumno tiene mayor trabajo al tener que realizar por sí mismo la búsqueda de información y organización de los contenidos. Sin embargo creo que el mayor  cambio de mentalidad deben hacerlo los profesores que deben dejar de ver a los alumnos como algo inferior, o como recipientes vacíos que deben llenar y empezar a pensar que también pueden aprender de ellos.

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